Cuando nos llaman para reformar o rehabilitar una fachada, lo primero que hacemos es verificar las características de la finca, para que podamos encontrar un equilibrio entre funcionalidad, estética y durabilidad, algo muy importante a valorar, ya que una rehabilitación de esta envergadura, no es algo que se pueda hacer muy a menudo.

Una reforma en la fachada debe cumplir varios requisitos que nos aporten un mayor confort en el interior de nuestro hogar. Debemos elegir que tipo de material queremos, valorando por encima de la estética el porqué de este cambio. Porque seamos sinceros, cuando nos planteamos el renovar la fachada es porque nos da algún tipo de problemas, ya sean humedades, poco aislamiento o grietas. Si solo está fea, nos solemos decantar por pintarla y así salimos del paso.

Muchas veces, tendríamos que mirar un poco hacia el futuro, ya que pintando solo lavamos la cara del problema si lo hubiera. Y si ese fuera el caso, cuanto antes lo atajemos mejor, ya que lo único que hará será ir a peor, y nos repercutirá tanto en nuestro confort como en nuestro bolsillo, ya que el arreglo que se tenga que hacer cada vez será más complicado.

El paso de los años, cómo es inevitable, deteriora la fachada y aparecen grietas y desprendimientos de partes de la fachada. En la grieta que aprecia en la unión del cajón de persiana y la obra, provocaba filtraciones en el interior de la vivienda.

Una vez reparadas la zonas deterioradas, procedemos a terminar la fachada con Revestimiento natural Corcho Proyectado, que entre otras ventajas, nos ofrece una reducción térmica que hace que la obra soporte mejor las dilataciones y retracciones en las diferentes estaciones del año, así como una impermeabilidad natural.